GLORIAS DE MARÍA

Los privilegios que glorifican a la Virgen María en el Cielo muestran singularidad de su gloria, la cual no la hacen distante a los hombres, más bien nos permiten confiar en ella por ser nuestra madre, por el hecho de que Ella es la persona más misericordiosa que ha existido despues de Dios. Muchas personas se encomiendan a su maravillosa intersesión, ya que su hijo Jesucristo nada le niega, por eso muchos santos la han llamado "Medianera de todas las Gracias" y "Omnipotencia Suplicante".

ARCA DE LA NUEVA ALIANZA

“¿Qué pronosticaba en otro tiempo aquella zarza de Moisés, echando llamas pero sin consumirse sino a María dando a luz sin sentir dolor? ¿Qué anunciaba aquella vara de Aarón que floreció estando seca, sino a la misma concibiendo pero sin obra de varón alguno? El mayor misterio de este gran milagro lo explica Isaías diciendo: Saldrá una vara de la raíz de Jesé y de su raíz subirá una flor extendiendo en la vara a la Virgen y en la flor a su hijo divino el Redentor”. SAN BERNARDO ABAD

TEMPLO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura creatura era capaz de recibirla, para que pudiera engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo místico. Dios Hijo descendió al seno virginal de María como nuevo Adán a su paraíso terrestre para complacerse y realizar allí secretamente maravillas de gracia. Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de haberle pedido su consentimiento por medio de uno de los primeros ministros de su corte. SAN LUIS MARIA DE MONTFORT

LA NUEVA EVA

Una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol; la muerte, el castigo de Adán. Mas he aquí que de nuevo una Virgen, un madero y la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En lugar de Eva está María; en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte de Cristo. SAN JUAN CRISOSTOMO